Terminando con el comienzo

September 17, 2025

Empecé mi ministerio como obispa presidente con estos cuatro énfasis: Somos iglesia. Somos luteranos. Somos iglesia juntos. Somos iglesia por el bien del mundo. Voy a terminar como empecé.

Somos iglesia. No hay otra institución en la tierra cuya razón de ser sea la proclamación del evangelio. “Enseñamos también que hay una Iglesia Santa y que ha de subsistir eternamente. Ella es la asamblea de todos los creyentes en medio de los cuales el evangelio es enseñado puramente y donde los sacramentos son administrados conforme al Evangelio” (Confesión de Augsburgo, Artículo VII). Ahí está. Las obras que hacemos en servicio al mundo son importantes, pero no son la esencia de la iglesia. La ELCA no existe para trabajar por la justicia. Más bien, porque nos alimentamos de la palabra y los sacramentos, la ELCA es libre y está facultada para hacerlo.

La iglesia también es maravillosamente intrincada e interconectada. “También nosotros, siendo muchos, formamos un solo cuerpo en Cristo, y cada miembro está unido a todos los demás” (Romanos 12:5). No existe tal cosa como un cristiano solitario. El amor de Dios por nosotros a través de Cristo y derramado en nuestros corazones por el Espíritu es para cada uno de nosotros. Pero cada uno de nosotros es solo un miembro del cuerpo de Cristo. Percibimos la iglesia de la misma manera. “Esta iglesia procurará funcionar como el pueblo de Dios por medio de congregaciones, sínodos y la organización de la iglesia a nivel nacional, todos los cuales serán interdependientes. Cada parte, aunque es plenamente la iglesia, reconoce que no es la iglesia completa y, por lo tanto, vive en una relación interdependiente con las demás” (ELCA “Constituciones, Estatutos y Resoluciones Continuas” 8.11.).


Tengan la seguridad de que la temporada de la ELCA no ha terminado. Dios no ha terminado aún con esta iglesia.


Somos luteranos. El/la luterano(a) promedio de la Federación Luterana Mundial (FLM) es una mujer en Tanzania. Hay más luteranos en Etiopía, Indonesia y Madagascar que en la ELCA. La FLM tiene 150 iglesias miembro en 99 países. ¿Qué nos une? Ciertamente no una cultura o cocina. Más bien, es el claro testimonio del evangelio que nos libera. “Enseñamos también que no podemos obtener el perdón de los pecados y la justicia delante de Dios por nuestro propio mérito, por nuestras obras o por nuestra propia fuerza, sino que obtenemos el perdón de los pecados y la justificación por pura gracia por medio de Jesucristo y la fe” (Confesión de Augsburgo, Artículo IV).

Esto es revolucionario. Los estándares del mundo por los cuales somos medidos, o medimos a otros, son una ilusión. No pretendemos perfección para la iglesia. No hemos llegado a eso. Pero como dijo Martín Lutero: “Por lo tanto, esta vida no es justicia, sino crecimiento en rectitud, no salud, sino curación, no ser sino [llegar a] ser, no descanso, sino ejercicio. Aún no somos lo que seremos, pero estamos creciendo hacia él, el proceso aún no está terminado, pero está sucediendo, este no es el final, pero es el camino. Todos todavía no brillan en la gloria, pero todo se está purificando” (“Defensa y explicación de todos los artículos”). Sabemos que hay ley y evangelio, que somos santos y pecadores, que estamos atados y libres, y confiamos todo eso a Dios.

Somos iglesia juntos. Pablo escribió que no vivimos para nosotros mismos. Vivimos en una época en la que el miedo se usa para separarnos. Esta es la herramienta de todo régimen autoritario. La iglesia es diferente. El Espíritu llama, reúne y mantiene a toda la iglesia en la tierra. Pertenecemos a Dios, nos pertenecemos los unos a los otros y pertenecemos al mundo.

Somos iglesia por el bien del mundo. No solo somos liberados del pecado, sino que somos liberados para servir al prójimo. Aquí es donde la esencia de la iglesia —la proclamación del evangelio— da poder y forma a la obra que realizamos en el nombre de Jesús. Somos iglesia por el bien del mundo, no por obligación ni por recompensa, sino por amor.

Así que ahí está, querida iglesia, mi discurso de despedida. Cada uno de nosotros tiene este ministerio por una temporada. Mi temporada como obispa presidente ha terminado. La temporada del obispo electo Yehiel Curry está a punto de comenzar. Oren por él, por su familia y por el personal de la iglesia nacional.

Pero tengan la seguridad de que la temporada de la ELCA no ha terminado. Dios no ha terminado aún con esta iglesia.

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