Todo lo creado

March 28, 2019

La entera naturaleza divina de Dios se halla completa y enteramente en todas las criaturas, más profundamente, más interiormente, más presente que la criatura misma (Martín Lutero).

Soy formada por el movimiento luterano, así que tiendo a buscar en todas las cosas la ley y el evangelio, el juicio y la promesa; y esta cita de Lutero no constituye una excepción. La misma habla de juicio, y al mismo tiempo expresa una promesa que lleva en sí esperanza.

Primero la ley. “La entera naturaleza divina de Dios se halla… más presente que la criatura misma”. Hay una tendencia entre los seres humanos, especialmente en la cultura occidental, de verse a sí mismos como entes separados de la creación. Este posicionamiento de las criaturas humanas como entes separados de la creación le ocasiona daños a la misma. Nos convertimos en actores, y actuamos causando efectos sobre la creación. El resto de la creación se convierte en una mercancía que es utilizada según la humanidad lo considere conveniente. Esto ha traído consecuencias terribles para nuestro planeta, la atmósfera que lo rodea, e incluso el espacio, que actualmente se encuentra atiborrado de maquinaria que hemos desechado.

Pero el hecho de posicionarnos aparte de la creación también resulta física y espiritualmente mortal para los humanos. La carga del cambio climático cae desproporcionadamente sobre las personas pobres. Frecuentemente se bloquea el acceso al aire y agua limpios y a la vida sostenible en las comunidades empobrecidas. Llegará el momento en que el ingreso no le garantizará un escape a ninguna persona. Los huracanes y los incendios forestales dejan caer destrucción sobre ricos y pobres por igual.

El aislamiento físico causa consecuencias espirituales. Si “la entera naturaleza divina de Dios se halla completa y enteramente en todas las criaturas, más profundamente, más interiormente, más presente que la criatura misma”, el negar nuestra criaturalidad causa en el humano una dislocación interna y nos separa de Dios. No es posible ser completos estando separados del resto de la creación. No estamos reconociendo lo divino a nuestro alrededor y estamos negando la presencia íntima de Dios dentro de nosotros. ¡Qué manera tan solitaria de vivir!

De algún modo se ha llegado a pensar que la iglesia ha querido poner lo material contra lo espiritual; que el más alto objetivo es trascender la criaturalidad. Esta actitud descarta el testimonio de Génesis, donde “Dios miró todo lo que había hecho, y consideró que era muy bueno” (Génesis 1:31). Aun después de la rebelión en el huerto, Dios nunca dejó de preocuparse por la creación.

Y en la encarnación, Dios, en Jesucristo se convirtió en una criatura. Los luteranos creen profundamente que “Jesucristo, verdadero Dios engendrado del padre en la eternidad, y también verdadero hombre nacido de la Virgen María, es [nuestro] Señor” (Catecismo Menor; Credo de los Apóstoles, Artículo Segundo). Los reformadores insistieron en que la naturaleza humana de Cristo no es un concepto abstracto. Jesús es verdadero Dios y verdadero ser humano. “Por lo tanto, creemos, enseñamos, y confesamos que Dios es un ser humano y que un ser humano es Dios” (Epítome, Artículo VIII).

En la comunión, los luteranos también creen profundamente en la presencia real de Cristo. “Creemos, enseñamos, y confesamos que en la Santa Cena el cuerpo y la sangre de Cristo están verdadera y esencialmente presentes, verdaderamente distribuidos y recibidos en el pan y el vino” (Epítome, Artículo VII).

Los humanos son criaturas de la tierra, formados de la tierra (Génesis 2:7). Dios nos ha confiado el cuidado de la creación. Nuestro pronunciamiento social, “El cuidado de la creación: Visión, esperanza y justicia”, nos recuerda que “debemos amar a la Tierra como Dios nos ama”.

El 22 de abril es el Día de la Tierra. Seamos específicamente conscientes del regalo de la creación y de nuestro lugar en ésta.

Este es el evangelio. Los seres humanos son parte de la creación. Los seres humanos están conectados con todo en el cosmos. Los seres humanos están conectados con Dios. Los seres humanos no están condenados al aislamiento. El hecho de que Dios esté más presente de lo que estamos nosotros mismos nos ofrece un camino para reconectarnos con Dios, unos con otros, y con toda la creación. El juicio es que ni siquiera percibimos que Aquel que creó todas las cosas está íntimamente presente. La promesa es que Aquel que creó todas las cosas está íntimamente presente. Nosotros —todo lo creado— somos familia.

 

Mensaje mensual de la obispa presidente de la Iglesia Evangélica Luterana en América. Su correo electrónico: bishop@elca.org.

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